Curioseando en la red nos hemos topado con un post cuyo título, por la relación que guarda con la actividad que realizamos, capturó nuestra atención de inmediato. El título decía "Nuevo vino francés con sabor a frutas". Al leer el artículo completo comprendimos que el autor de ese título fue técnicamente exacto al indicar "...con sabor a frutas". Resultó decepcionante haber encontrado, una vez más, un vino que sugiere ser de frutas pero no es de frutas.Por lo general, los fabricantes de este tipo de bebidas se cuidan mucho de no afirmar que se trata un vino de frutas, pero los que manejan su mercadeo conocen el poder de la sugestión y lo utilizan a su favor.
El mercado vinatero global ha sido infiltrado en los últimos años por un tipo de vinos que hace referencia a diversas frutas en su contenido. La mayoría de las veces éstos son elaborados por fermentación de mosto de uvas pero con el agregado de zumo de frutas o extractos concentrados al final del proceso. Infortunadamente, esta clase de productos abunda y la utilizan los fabricantes de vinos tradicionales de uvas para expandir su catálogo de una manera barata y simple. Es el nicho de los "vinos saborizados".
A diferencia de los vinos antes mencionados, existen los verdaderos vinos de frutas que son producidos 100% a partir de frutas diferentes de las uvas. En este caso, el alcohol producido por la fermentación proviene en su totalidad del jugo o pulpa de una o más frutas diferentes de la uva. Por supuesto, este tipo de productos representa la verdadera innovación en materia de vinos y la industria del vino tradicional será reacia a aceptar este modelo de negocio más o menos por las mismas razones que la industria automotriz, con sus combustibles fósiles, se niega a aceptar los vehículos eléctricos. No es un problema de tecnología sino de intereses en juego.
El consumidor debe entonces estar alerta ante la oferta de estas bebidas saborizadas y observar siempre las etiquetas de las botellas para asegurarse de que va a adquirir un verdadero vino DE frutas.
El mercado vinatero global ha sido infiltrado en los últimos años por un tipo de vinos que hace referencia a diversas frutas en su contenido. La mayoría de las veces éstos son elaborados por fermentación de mosto de uvas pero con el agregado de zumo de frutas o extractos concentrados al final del proceso. Infortunadamente, esta clase de productos abunda y la utilizan los fabricantes de vinos tradicionales de uvas para expandir su catálogo de una manera barata y simple. Es el nicho de los "vinos saborizados".
A diferencia de los vinos antes mencionados, existen los verdaderos vinos de frutas que son producidos 100% a partir de frutas diferentes de las uvas. En este caso, el alcohol producido por la fermentación proviene en su totalidad del jugo o pulpa de una o más frutas diferentes de la uva. Por supuesto, este tipo de productos representa la verdadera innovación en materia de vinos y la industria del vino tradicional será reacia a aceptar este modelo de negocio más o menos por las mismas razones que la industria automotriz, con sus combustibles fósiles, se niega a aceptar los vehículos eléctricos. No es un problema de tecnología sino de intereses en juego.
El consumidor debe entonces estar alerta ante la oferta de estas bebidas saborizadas y observar siempre las etiquetas de las botellas para asegurarse de que va a adquirir un verdadero vino DE frutas.
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