Fabricantes de los verdaderos vinos alternativos han hecho gala de productos tan clásicos e icónicos como el vino de mora, de fresa o durazno. Otros, de manera un poco más atrevida, han logrado exquisitos vinos a partir de materias primas menos comunes como maracuyá, tamarindo o anacardo. Finalmente, fabricantes más osados han probado con la elaboración de vino de un fruto tan poco agraciado como el noni, el tomate y hasta de cebolla ¡Sí, cebolla!
Aunque parezca insólito, el tomate ha sido convertido en vino de manera exitosa y que, según el periodista enogastronómico menciona en su artículo "Vinos alternativos: rarezas más allá de la uva", es producido comercialmente con éxito en Canadá. Así mismo una interesante combinación de cebollas, papas y uvapasas ha llegado a producir un vino de características únicas, que representa hoy una clara tendencia como remplazo de la salsa de soya en algunas propuestas gastronómicas.
Cuando se dice, a manera de slogan publicitario, que "en el mundo de los vinos alternativos la imaginación es el límite", en verdad no se está exagerando. Mientras existan deseos de traspasar la frontera de la uva y pasión por el trabajo, siempre habrá vinos verdaderamente alternativos para degustar.
