Con la finalidad de arrojar un
poco de luces con relación a la confusión que se presenta en cuanto al concepto
biológico de “mora”, nos permitimos compartir la siguiente nota. Esperamos sea
útil.
La mora es sin duda la fruta por excelencia que con frecuencia sustituye a la uva en el momento de elaborar vinos de frutas. Debido a sus características de aroma, jugosidad, acidez y contenido de azúcar es la materia prima preferida de los fabricantes de vinos alternativos.
Cuando hablamos de moras, se debe
tener claro que no nos estamos refiriendo a una fruta específica a la cual se
le puede asignar una descripción botánica única. La denominación
"Mora" corresponde a diversos tipos de frutas que morfológicamente
muestran gran parecido, pero que en realidad llegan a ser bastante disimiles desde
el punto de vista de su taxonomía. Las plantas que las originan son agrupadas
frecuentemente en moras, morales y zarzas. Aunque las dos primeras son árboles
y la tercera es un arbusto rastrero, los frutos que producen son muy similares.
Cada fruto consiste en pequeñas drupas arracimadas en infrutescencias, las
cuales forman glóbulos de forma ovalada o redonda. El color va de rosado
blanquecino hasta el púrpura negro y su sabor es agridulce.
Lograr ubicar a las moras dentro
de una línea taxonómica resulta algo bastante complejo, puesto que muchos
estudiosos del tema han propuesto diversas teorías que aún hoy son debatibles.
Creemos que una buena aproximación a la sistemática de las moras está representada
en la figura adjunta que hemos realizado. En ella se puede observar que las moras provienen de dos
líneas que se derivan del orden Rosae. Una es la familia Moraceae,
que conduce hasta las Moreras y Morales (nombres vulgares, no taxonómicos). La
otra línea es la familia Rosaceae, que genera el grupo de las zarzas.
Algunos autores proponen que las zarzas pertenecen a la familia Fabaceae (leguminosas)
y no a las rosáceas, pero esta idea no ha logrado establecerse por completo en
el ámbito taxonómico.